Cómo superar el miedo a ser juzgada
Una de las cosas que más nos limita y nos impide tomar acción hoy en día es el miedo a ser juzgadas.
Nos paraliza la posibilidad de que alguien nos juzgue o nos critique y sin embargo, al mismo tiempo nosotras lo hacemos constantemente.
En esta época de coronavirus, de normas unilaterales y de obligaciones impuestas en nombre del bien común, nos hemos convertido, más que nunca, en jueces de cada vecino, a la vez que tememos que alguien juzgue nuestra actuación.
Muchos también criticamos que criticamos y llegamos a ver el juicio como algo que limita a la humanidad y que nos resta libertad. Sin embargo, el juicio en sí no es malo, es necesario y esencial para tu desarrollo personal.
El juicio es una de las habilidades que nos hacen únicos como humanos. Un león nunca juzgará si está bien o mal comerse a su propia cría, un humano, obviamente, sí.
El juicio es una herramienta que ha evolucionado con nosotros como especie y, si sabemos emplearlo adecuadamente, nos sirve para avanzar en nuestro camino de desarrollo y evolución personal.
Necesitamos el juicio para tomar buenas decisiones. Es el complemento perfecto de nuestro derecho fundamental: el libre albedrío, que junto con la toma de responsabilidad componen todo lo que necesitamos para vivir una vida con sentido y dirección.
Juzgo lo que para mi está bien o mal y actúo en consecuencia, tomando la responsabilidad de vivir las consecuencias de mis actos.
Sin más, éstas son las reglas básicas para vivir tu vida en libertad, aprendiendo, creciendo y evolucionando a la vez que respeto que los demás vivan la suya con la misma libertad.
Una de las primeras lecciones que necesitas aprender para superar el miedo a ser juzgada es que el juicio funciona en una sola dirección: hacia adentro, hacia mí.
Es cuando lo lanzo hacia afuera y lo enfoco hacia otras personas, cuando se transforma en una mera crítica que me aleja de mi camino y me hace perder una gran oportunidad.
Por ejemplo, si yo veo a una persona haciendo daño a otra, juzgo el hecho y decido actuar de una manera u otra.
Puedo decidir ayudar a la persona que está sufriendo, también puedo intentar detener al que le está haciendo daño, puedo preguntarle por qué lo está haciendo o puedo, por supuesto, agachar la cabeza y limitarme a criticar a la persona frente a otros sin más.
Hay muchas opciones, siempre las hay y la decisión es siempre personal. Tú decides, incluso cuando te dejas llevar.
Muchas veces son decisiones ajenas lo que decido criticar. Cuando no me permito ir más allá, solo me queda esperar que ellos cambien, que se adapten a mí y cuando no lo hacen (prácticamente siempre) sufro y me decepciono. Simplemente dependo de lo que haga o diga alguien más para yo poder ser feliz.
Dejarme llevar por la crítica es la manera más rápida de convertirme en, o seguir siendo, una víctima.
¿Por qué? Porque dejo de mirar y enfocarme en lo único en lo que realmente puedo influir: en mí misma, mi mente, mi cuerpo, mis decisiones, mis acciones…
y malgasto mi energía intentando un objetivo irreal y prácticamente imposible: que todos los demás piensen, hagan y digan exactamente lo que yo espero.
Así que cuando me quedo en la crítica sin ir más allá, dejo de aprovechar la oportunidad de evolucionar, caminar y aprender mientras me quedo esperando a que el mundo se acomode a mi visión de lo que debería ser.
Entonces, el objetivo no es perder el juicio, es enfocarlo y emplearlo para lo que realmente es útil: ayudarme a tomar buenas decisiones.
Queremos tener juicio y emplearlo para tomar las decisiones que nos lleven a convertirnos, cada día, en una mejor versión de nosotras mismas, nos permitan disfrutar de la vida que deseamos vivir y libres del miedo a ser juzgadas nunca más.
Para ir más allá de la crítica y poner tu juicio a tu servicio, necesitas saber que eso que criticas es lo suficientemente importante para ti como para invertir toda tu energía en hacerlo.
La crítica siempre tiene una razón de fondo, y es la que necesitas encontrar para avanzar.
Cuando critico puede ser porque:
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Lo quiero, pero no lo puedo tener.
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En un momento dado acepté que estaba prohibido.
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Creo que está mal.
Descubrir cual es la verdadera causa por la que criticas algo es el primer paso para aprender la lección que esconde para ti y que es un paso necesario en tu camino personal, ese que nadie puede hacer por ti.
Para encontrar las respuestas necesitas reenfocar en la correcta dirección: hacia ti misma, así que puedes empezar preguntándote:
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¿Por qué me molesta que esa persona haga eso?
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¿Qué tiene esto para mí?
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¿Cuál es la verdadera razón de mi malestar?
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¿Cuándo decidí que eso estaba mal o que yo no lo merecía?
Cuando te permites contestar estas preguntas de corazón, sin miedo a soltar esa falsa protección que te da la crítica y la confrontación con lo que crees el enemigo, un mundo nuevo se abre ante tus ojos, quizás uno al que nunca has prestado atención: tu mundo interior, el único real, el único en el que puedes influir.
Te aseguro que busques la respuesta que busques, hasta que no empieces a buscarla dentro de ti, no la encontrarás, al menos no la de verdad.
Ir más allá de la crítica te sirve para reenfocar, dejar de regalar tu tiempo, tu energía y tu poder y volver a ponerlo a tu servicio, emplearlo para convertirte tú en la que deseas ser y disfrutar de tu vida sin depender de lo que hagan, piensen o digan los demás.
¿y sabes por qué? Porque cuando empiezas a mirar hacia ti misma sin filtros, empiezas a conocerte, a aceptarte y amarte plenamente y es solo entonces cuando puedes dejar de temer que te juzguen los demás.
No tienes nada que temer, nada que esconder porque la vergüenza ya no tiene lugar.
Así que ahora ya sabes qué es el miedo al juicio y que librarte de él solo depende de ti. Necesitas de dejar de mirar a los demás, reenfocar hacia ti y empezar a conocerte y amarte de verdad.
Lo que criticas de otros es una gran pista que te permite descubrir eso que necesitas aprender, lo que necesitas amar y aceptar de ti misma o la obligación que estás lista para soltar.
Sinceramente, lo que más valoran mis clientas y lo que verdaderamente nos permite abrir las puertas de la sombra sin miedo a sufrir, es el espacio 100% libre de juicio que creamos.
Nuestra mente subconsciente necesita sentirse plenamente segura para poder relajarse y dejar de protegernos como ella mejor sabe: ocultando todo eso que un día juzgamos que estaba mal, que no era aceptable o que era una vergüenza.
Y es que, hasta que no lo sacamos de esa sombra, lo entendemos y lo transformamos seguirá avergonzándonos, limitándonos y autosaboteándonos, empujándonos a dar los pasos que nos separan de la vida que deseamos.
Vivir enfocando tu pensamiento, tu energía, tus palabras y tus actos hacia ti misma, es el camino más rápido a la verdadera felicidad, a disfrutar de la vida.
Hoy ya tienes todas las herramientas que necesitas para hacerlo:
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El juicio: para decidir que está bien para ti y actuar en consecuencia.
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La responsabilidad: De las decisiones que tomas tú cada instante de tu vida y sus consecuencias.
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El libre albedrío: como derecho fundamental de tener la libertad de tomar SIEMPRE tus decisiones. Recuerda que absolutamente siempre aplica.
Si de verdad quieres superar el miedo a ser juzgada, avanzar segura por la vida que deseas vivir, sin depender de lo hagan o piensen los demás, si estás dispuesta a de una vez hacer algo por y para ti, estoy aquí para acompañarte y hacerlo juntas de la mano.
Escríbeme, cuéntame qué es lo que no puedes dejar de criticar, juntas aprenderemos la lección que tiene para ti y te liberarás de esa ancla que te está evitando avanzar hacia la mejor versión de ti misma.